jueves, septiembre 28, 2006

Una pequeña reflexión, con pretensiones de debate, sobre el nacionalismo.

De verdad, me gustaría comprender mejor el nacionalismo. Despues de ver una película como "El viento que agita la cebada", puedes llegar a comprender el nacimiento de este tipo de movimientos políticos, e incluso a verlos como algo relativamente razonable en su momento.
Ahora bien, en el año 2006, con toda la riqueza del mundo a nuestro alcance, con la diversidad de culturas que podemos conocer, ¿por qué limitarse a lo más próximo?
Supongo que hay algo respetable en querer que se mantenga la cultura a la que perteneces, en intentar que no desaparezca bajo el peso de las culturas mayoritarias (se me eriza el lomo cuando veo a los niños españoles celebrar "Halloween"...). Pero, por supuesto, todo tiene un límite.
Sobre lo que no tengo dudas es sobre las sensaciones que me provocan toda la cacharrería que rodea a estas políticas... (selecciones de futbol, el valenciano es un idioma diferente del catalán, Cataluña es un pais...).
Creo que son todas esas tonterías las que hacen que sea imposible tomarse mínimamente el nacionalismo. Por lo menos a mi.



Edito para añadir que, por supuesto, me estoy refiriendo al nacionalismo no violento... Si no, habría mucho más que escribir... (o tal vez mucho menos...).

domingo, septiembre 17, 2006

El viento que agita la cebada: ¿arte o manipulación?

En primer lugar, me gustaría advertir a los que no hayan visto lo último de Ken Loach, que no sigan leyendo. No es una película a la que afecten demasiado los "spoilers", ni yo voy a contar nada más allá de su estructura o de generalidades históricas, pero determinados comentarios que pueden afectar al tremendo impacto que causa. Por supuesto, me encantaría que compartiéramos impresiones tras haberla visto...

Entrando de lleno en el asunto, "El viento que agita la cebada" (Palma de Oro en 2006) es una de esas películas que impactan al espectador, no solamente a las ideas sino, sobre todo, a las emociones. Advierto que yo salí MUY afectado de la sala, con pocas ganas de hablar de ella. Sin embargo creo que es de visionado imprescindible para cualquiera.
He leído (y no me ha extrañado, teniendo en cuenta los tiempos que vivimos) críticas muy duras contra la película y su director. Le acusan de manipulación, de justificar a un grupo terrorista y de "endemoniar" a los británicos (podéis leer la críticas de "El Mundo", "ABC", etc.). Debo decir que estoy parcialmente de acuerdo. Todos los ingleses de la película son peores que animales crueles, sin compasión, que invaden, castigan y asesinan las vidas de unos irlandeses que no hacen sino defenderse de agresiones brutales y sin sentido.
En lo que no estoy tan de acuerdo es en que se evalúe una obra de un modo negativo por adoptar este punto de vista y, por supuesto, por razones políticas. La película, situada en la Irlanda de la primera mitad del siglo XX, narra la historia desde el punto de vista irlandés y se centra, en su primera parte, en el inicio de la lucha entre irlandeses (o mejor dicho, el Ejército Republicano Irlandés, IRA) e ingleses. Posteriormente (y este es el meollo del asunto, en mi opinión), la narración se centra en la división que se produce dentro del bando irlandés una vez se ha llegado al Tratado de 1921.
Donde fallan, en mi opinión, las críticas, es que no creo que Ken Loach haya intentado narrar una historia sobre el conflicto anglo-irlandés, sino que intenta contar la historia del conflicto entre los propios irlandeses. No creo que esta historia se pueda contar siendo justos con los ingleses (por ejemplo, conocemos a las familias de los irlandeses y vemos el sufrimiento que les causan las atrocidades inglesas, que las hubo, pero no sabemos nada del sufrimiento de los ingleses ante las barbaridades irlandesas, que también la hubo), sino que es necesario adoptar el punto de vista irlandés. El espectador tiene que comprender cómo nació el IRA, y cómo la diversidad de puntos de vista que ya había entre sus componentes desde el comienzo, se exacerbó con el tratado firmado por Michael Collins, y cómo estas diferencias llevaron a tremendas aberraciones entre gente del mismo bando (no contaré más, para los que no hayan hecho caso de mi advertencia inicial).
A mí me ha resultado imposible dejar de sentir asco por las acciones de ambos bandos, y por sus consecuencias. Puedes comprender que una persona, al ver que se asesina y se maltrata a sus seres queridos, toma una postura de fuerza y se alista en una organización que lucha contra esos enemigos. Pero llega un punto (y aquí esta la maestría del director) en el que la escalada de atrocidades por parte de ambos bandos, lleva un punto en el que es tremendamente difícil (casi imposible) volverse atrás.
Y el espectador acaba sintiendo repugnancia porque eso es lo que acaban sintiendo los personajes de la película, superados por unas circunstancias terribles y por unos "ideales" que les han arrastrado a un infierno de muerte, traición y desesperanza.
Por eso creo que no cabe hacer una crítica tan "politizada". El autor es sincero desde el principio y se posiciona en uno de los bandos para poner sobre la mesa las consecuencias (que en la película casi parecen inevitables) de tomar el camino de la dominación y la violencia.

Para mi, "El viento que agita la cebada" es arte, y arte del que hay que disfrutar abriendo la mente y yendo más allá de los prejuicios que nacen de las noticias y de la cotidianidad. Hay que entrar a verla con la mente "desnuda"... si no te da miedo que, durante 127 minutos te muestren las atrocidades que cualquier ser humano es capaz de hacer si tiene la mala suerte de nacer en el sitio y en el momento equivocados, y toma la senda sin vuelta atrás.