miércoles, marzo 21, 2007

Kevin Carter


En el País semanal de este Domingo, hay un reportaje sobre Kevin Carter, el autor de la famosa fotografía de una niña sudanesa moribunda acechada por un buitre y premiada con un Pulitzer.

Parece ser que Kevin estuvo cerca de 20 minutos tirando fotos, a la espera de que el buitre hiciera algo que le diera un mayor impacto a la fotografía. Y cuando se cansó, se fue. Y dejó la niña a merced del buitre. La leyenda cuenta, además, que la niña estaba a un kilómetro de un campo de refugiados, con lo que hubiera sido muy fácil llevarla hasta allí.

¿Por qué Kevin Carter no ayudó a la niña? Esa pregunta se la repitieron cientos, miles de veces al autor. Probablemente él se la hizo un millón. De hecho, el fotógrafo declaró en alguna ocasión que odiaba la foto. No podía verla. Seguramente odiaba la foto porque le recordaba algo de él mismo que no podía soportar. Tres meses después de recibir el Pulitzer, Kevin Carter se suicidó.

Hay quien le llama hijo de puta por no socorrer a la niña después de hacer la foto. Puede que tengan razón. Pero seguramente, ninguno de los que le juzgamos tenemos los huevos que tuvo este hombre para enfrentarse a algunas de las situaciones mas dolorosas que pueden experimentarse. Posiblemente, cuando una persona decide ser testigo de los actos más atroces que puede cometer el ser humano, necesita algo de distancia. Necesita una barrera que le separe del infierno que retrata, para no volverse loco. Es cierto que Kevin Carter pudo salvar a la niña. Como seguramente también es cierto que pudo salvar a cientos de niñas como esa, pero que como no salen en una foto como la que hizo Kevin, nos importan un carajo. Lo que es seguro, es que Kevin Carter hizo algo para intentar cambiar las cosas. Se comprometió con un objetivo. Retratar las desgracias del continente negro, y mostrarlas al mundo.

A pesar de lo que parezca, no me atrevo a defender a capa y espada a Kevin Carter, pero creo que no se merece que se le juzgue por un único momento de su vida. Sus vivencias, el contexto en el que se vio envuelto y sus convicciones, merecen ser tenidos en cuenta a la hora de enjuiciarle. Por favor, leed el artículo de John Carlin. Merece la pena, porque no todo es tan sencillo como parece...

¿Cual es vuestra opinión?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

He tenido la oportunidad de leer el artículo (publicado también en uno de los fotoblogs que tengo linkados en mi página) y es curiosamente escalofriante; de cómo uno llega a la necesidad de insensibilizarse para poder llevar a cabo su trabajo (cual cirujano...) y de cómo este hecho puede colocarte en una situación tan macabra como la planteada.

Un saludo del Clan!

Fernando Blanco dijo...

Pues yo comparto básicamente la argumentación que haces. Sobre todo cuando dices eso de: "Como seguramente también es cierto que pudo salvar a cientos de niñas como esa, pero que como no salen en una foto como la que hizo Kevin, nos importan un carajo". Es la frase que más me ha hecho pensar y no es precisamente tranquilizadora.

Un perro madrileno dijo...

Afortunadamente el ser humano tiene esa extraña capacidad de autoengaño que le permite sobrevivir a situaciones desesperanzadoras, porque si no, nos suicidábamos a los 2 años y medio...

TRaNSoN dijo...

Me recuerda (salvando las distancias) al caso reciente de la chica golpeada e insultada en el Metro por un racista, y a cómo los medios de comunicación (más bien de "desinformación") se lanzaron (como buitres) a atacar al otro individuo que aparece en el vídeo sin hacer nada para evitar la agresión, simplemente quedándose quieto como si no existiera.

Qué rápido nos lanzamos a juzgar las situaciones desde la distancia, precisamente los sucesos en los que el distanciamiento es la única solución psicológicamente coherente para quien los vive.

Hipocríta sociedad... u___u

Un perro madrileno dijo...

Efectivamente, es muy parecido. Hay mucha gente que juzga muy cómodamente desde el salón de su casa.

Anónimo dijo...

Tenía q hacerle una foto e irse para el vampamento d refujiados.